El último escándalo de las filtraciones masivas de datos de Facebook, pone de manifiesto dos puntos sumamente relevantes. Por una parte, estamos ante la ingenuidad con la que los usuarios publican sin inconveniente todo tipo de datos personales en ellas. Por otra se aprecia el grado de manipulación y la falta de escrúpulos de quienes las controlan. Estas organizaciones son capaces de vender esos mismos datos personales o tolerar su filtración ya sea a agencias gubernamentales o a agentes privados que luego son utilizados en sus campañas de comunicación, a menudo manipulando la información.
Las redes sociales pueden suponer una peligrosa arma de manipulación política o comercial. Esto se debe gracias a su potente poder de difusión e influencia entre los usuarios. Hay muchas formas de llegar a personas con la finalidad de explicar conceptos, ideas o iniciativas que promuevan una cierta ideología o un sentimiento de necesidad. Los medios sociales son una de las maneras de hacerlo de forma disimulada o insinuada, para que no se vea claramente que la verdadera intención es la manipulación.
La manipulación del contenido digital nuevamente ha contribuido en gran medida a la disminución general de la libertad en Internet por séptimo año consecutivo.
Temas relacionados que te pueden interesar:
- Reforma 2018 de las normas de protección de datos de la UE
- Agenda Digital, estrategia para alcanzar el desarrollo digital
La última gran Manipulación
La cuenta de usuario de Facebook se utiliza para muchos otros servicios en reemplazo del habitual sistema de registro mediante una cuenta de correo electrónico y una contraseña. Mediante esta forma se acceden a muchas otras plataformas de terceros u otros desarrolladores, como son un sitio web, un juego o una aplicación. De la misma forma Twitter también cuenta con la opción de usar la cuenta de usuario para acceder a otros sitios, plataformas o aplicaciones móviles.
De esta manera, el desarrollador que implementa esta modalidad de autenticación basada en Facebook solicita autorización para acceder a una determinada cantidad de información personal del usuario, e incluso alcanza a los datos de los familiares y amigos que tiene asociada la cuenta.
Este recurso de Facebook que fue utilizado por Aleksandr Kogan, profesor en el Departamento de Psicología en la Universidad de Cambridge desde 2012, el investigador que realizó la aplicación denominada Thisisyourdigitallife que ofrecía pagarles a los usuarios de Facebook para formar parte de un test de personalidad y aceptar compartir toda su información personal con fines académicos, logró recopilar la información de 30 millones de perfiles de usuarios estadounidenses con una cantidad enorme de detalles personales de cada uno de los usuarios.
La investigación de Kogan fue vendida con posterioridad a Cambridge Analytica, la consultora de comunicación estratégica que trabajó en la campaña de Donald Trump, involucrada en el escándalo de manipulación de datos personales reportada por los periódicos The Guardian y The New York Times.
Acciones contra la Manipulación
La recopilación de datos realizada por Kogan en 2014 y utilizada por Cambridge Analytica, supuestamente ya no se puede realizar más. Desde 2015 Facebook no permite que los desarrolladores accedan a la información de los amigos y familiares que figuran en la lista de contactos de una cuenta en la red social. Esto no nos da la certeza que existan nuevas vulnerabilidades en Facebook o en otras redes sociales en el futuro. Solo nos confirma que hay grandes intereses en sacar partido a nuestros datos personales.
En la actualidad, hay quienes reclaman la desconexión total de las redes sociales y no les falta justificación teniendo en cuenta los últimos escándalos conocidos. Sin embargo, los múltiples beneficios que podemos obtener de ellas llevan a la necesidad de buscar una vía intermedia basada en dos vertientes de acciones. Por una parte, los usuarios deberíamos evitar a toda costa la publicación de datos personales de forma masiva, de datos sensibles de nuestra vida y no revelar completamente nuestra personalidad. Por otra parte, las autoridades deberían ejercer un total control sobre las prácticas indeseables de las compañías tecnológicas regulando mediante los recursos disponibles de la ley el uso que realizan de la información de los particulares, sometiéndolo a un código ético por el que los datos personales no puedan ser manejados de cualquier modo.
Es sumamente necesario tener totalmente claro que todas las redes sociales nos ofrecen un servicio aparentemente gratuito a cambio de la información contenida en nuestros propios perfiles. Esta información se transforma en la mercancía con la que estas empresas comercian.