Pensando en una Oportunidad
Hace unos días, alguien me pregunto si una determinada propuesta laboral era o no una buena Oportunidad.
Mi primera reacción fue pensar que al desconocer a fondo su ámbito laboral y sus preferencias, sería difícil opinar al respecto. Analizando el tema desde otras perspectivas, llegue a la conclusión de que las oportunidades en si mismas no son ni buenas ni malas, las oportunidades resultaran ser tan buenas o tan malas, dependiendo de las expectativas que cada uno tenga en un momento determinado.
Cuantas veces hemos estado en situaciones similares a esta, situaciones en las que no somos capaces de determinar que es lo más conveniente para nosotros, situaciones en las que nos sentimos confundidos y nos preguntamos ¿cómo podemos valorar las oportunidades que se nos presentan?
Cuando hablamos de Oportunidades, hacemos referencia a lo conveniente de un contexto y a la confluencia de un espacio y un periodo temporal apropiada para obtener un provecho o cumplir un objetivo. Las oportunidades, por lo tanto, son los instantes o plazos que resultan propicios para realizar una acción.
De lo que entiendo de esta definición, un tanto académica, es que hay conceptos como objetivo, contexto, lugar y plazo que están asociados a las oportunidades. Estos conceptos son los que condicionan que tan buenas o malas puedan llegar a ser, para cada uno, las oportunidades que se nos presentan.
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